miércoles, 24 de junio de 2009

CHARO Y EMILIO


Mi última comida en Valladolid la comparto nada menos que con Charo López y Emilio Gutiérrez Caba. Digo nada menos, porque les valoro y les respeto. Porque les sigo un montón de años. Desde 1968, que es cuando me convertí en teleadicto, y ellos comparecían en la pequeña pantalla cada dos por tres.
Después les reencontré en el cine. Y más tarde, en el teatro, cuando desde el año 1990 me convertí en espectador fidelísimo.
Siendo sincero, creo que debo decir que ninguno de los dos ha estado acertado en sus últimas elecciones. Emilio, en 'La mujer de negro' y 'La muerte y la doncella'. Charo, en 'El otro lado'. Y ambos, en la biografía de Sarah Bernard.
Durante la comida reímos muchísimo. Y es que el sentido del humor de Charo y su energía son incontestables.

sábado, 20 de junio de 2009

DESDE LA HABITACIÓN


Qué fácil me resulta querer a Valladolid. Claro. Son catorce años vinculando a esta ciudad con momentos muy gratos. Con la cátedra de cine. Con la Seminci.
Con Jesús García Marcos.
Con Miguel Herrero, el que más sabe de televisión del mundo. Y con Julio César Tortuero.
Ahora con la Seminci TV. Y esta es la vista que se ve desde mi habitación del Meliá Recoletos. Qué fresquito más bueno por las noches, a sólo quince grados. Una bendición.

JUAN SANZ


Juan Sanz es buena gente. Muy buena gente. Suele ocurrir. Los mejores, nunca se lo tienen creído.
Su complicidad, su humor socarrón, me cargan las pilas como a mí me gusta.
Quien no lo haya visto en 'La vida mancha' de Urbizu y 'Lo mejor de mí' de Roser Aguilar no sabe lo que se pierde.

CHICHO


Chicho Ibáñez Serrador. Cuántos recuerdos. Cuántas emociones. No es que me cambiase la vida tanto como a Luis Larrodera, pero crecí en su imaginario. Con las 'Historias para no dormir'. Con 'El televisor', casi mi vida. Con el 'Un, dos, tres' cuando no existían vídeos para grabarlo, y cuando sí se podía.
Chicho, el homenajeado en la primera Seminci TV, en el patio del hotel Meliá de la Acera de Recoletos.

SILVIA QUER Y TRISTÁN ULLOA


La primera de las tv movies (telefilmes, de lo contrario Javier Angulo se enfada) es 'La otra ciudad', de Silvia Quer, una catalana que nació el mismo año que yo, que arrasó este año con su película sobre el 23-F vivido desde la Zarzuela.
El protagonista, el bueno de Tristán Ulloa.

CENAR Y APRENDER


Interpretación y Periodismo. Sobre estos dos grandes temas se vertebra la agradibilísima cena en mesa cuadrada que se prolonga por espacio de tres horas en la noche del viernes, la víspera de la inauguración.
Entre los que llegamos en la avanzadilla están Óscar Belategi de 'El Correo', Olga de 'El Periódico', Angélica Tanarro de 'El Norte de Castilla' y Gemma Cuervo. Con todos aprendo mucho. Escuchando sus opiniones sobre las funciones y disfunciones de la crítica. Sobre el presente y futuro de los medios. Qué pena no haberlo grabado. Una lección.

LAS HOGUERAS, DESDE VALLADOLID






Este año veo las Hogueras de San Juan desde Pucela. Quien me extirpa de Alicante, literalmente, es Javier Angulo, el director de la Seminci, que con su habitual bonhomía, me lleva a la primera edición de su amada Seminci TV.
Contando con la complicidad de Luisa Carbajosa.
Cuando salgo de Alicante, todavía reposa en la plaza de la Montañeta el remate de la hoguera Hernán Cortés, mi favorita. Dos días después sigo el proceso de la plantá a través de la señal de la TVV, que llega a través de la parabólica al hotel. Y desde allí sigo las mascletás a las 14 horas.
Llegaré a tiempo para la cremá. Llegaré el 24 por la noche.

LOS PRESENTADORES


Los presentadores de la gala inaugural, Roberto Enríquez y Manuela Velasco.

ANGULO Y SANZ


El director de la Seminci TV, Javier Angulo, con el actor Juan Sanz.

DAVID MARTÍNEZ


El director de ficción de TVE presenta en la Seminci los proyectos para la próxima temporada. Destaca el biopic 'Tarancón', protagonizado por Pepe Sancho encarnando a monseñor, dirigido por Antonio Hernández, y tres nuevas entregas de 'La huella del crimen'.
Le pregunto sobre la duración de los episodios de las series cuando, a la vuelta de la esquina, deje de haber publicidad. Como esperaba, me responde que no es cosa de su negociado, sino de Programación. El tema dará para hablar -y escribir- mucho durante los próximos días.

miércoles, 17 de junio de 2009

EN PIE DE FIESTA - Miércoles 17 junio




Esto es lo que se ve cuando bajo de casa. Es martes, cerca de la medianoche, y se viven las horas previas a la fiesta grande. Hace una década había manga ancha, y a estas alturas de la madrugada del 17 de junio, Alicante estaba tomada por las grúas y las plantás de las hogueras más voluminosas. El Ayuntamiento tomó cartas en el asunto, y ahora se cumplen los plazas escrupulosamente.
Paso por la hoguera oficial, con algunas de las piezas, ya descargadas, todavía envueltas en plástico.
Cuando vuelva a Alicante, el lunes que viene, todo estará en su apogeo. Incluso se habrán repartido los premios a los monumentos. Será el primer 21 que falto a la cita en ese jurado en muchos.
Es por una buena causa. Y ya se sabe lo de no comer por haber comido. Marcho a Madrid, a concluir el Curso de Crítica en la ECAM. De allí, el fin de semana, a Valladolid, a estrenar la primera edición de Seminci TV, con homenaje a Chicho Ibáñez Serrador incluido. Pucela en junio. Qué novedad.
Entre otras cosas, a la vuelta, queda actualizar el blog. Queda mostrar en imágenes qué ha sido de mí durante el último mes. Dónde me he metido. Con quiénes he andado. Anticipo que con muy buena gente. Que la vida me sigue sonriendo, y que yo, para no ser menos, sonrío a la vida.

martes, 2 de junio de 2009

PRIVILEGIO







Cuando leía ayer la crónica que firmaba Jesús Ruiz Mantilla en 'El País' relatando las impresiones que le había causado el concierto del pianista Lang Lang en Madrid, sentí una envidia profunda y malsana. Cómo me hubiese gustado estar allí. Y sentir como él. Emocionarme como él. Dejar que mi vello se erizase como el suyo. Sabiéndome un elegido, primero por estar ahí, y segundo, por tener la sensibilidad suficiente para disfrutar de todo ese talento.
Releí el texto del bueno de Jesús, al que conozco bien, imaginándolo tan feliz como cuando salíamos de algunos de estos conciertos de música coral compartidos en Cuenca, y de pronto caí en la cuenta. ¿De qué me quejo, cuando en realidad tengo tanta suerte como él? ¿De qué puedo tenerle envidia, cuando precisamente hace sólo unas horas tuve el privilegio de vivir sensaciones tan intensas?
El fin de semana tuvo un nombre, el de José María Pou. O varios en uno, el de los ocho actores que dan vida a los alumnos de 'Los chicos de historia'. Asistí a la función del viernes y la repetí el sábado. Desde las filas 6 y 4, pasillo, respectivamente. Y pocos, muy pocos como yo, pudieron identificarse tanto con el texto de Alan Bennett. Que un autor, a sus setenta años, se mostrara tan lúcido e ilusionado por lanzar un mensaje de esperanza, no deja de ser revelador.
Privilegio. Esa es la palabra. Privilegio por presenciar una función de estas características, pero sobre todo, por establecer tanta sintonía con ella. Por hablar el mismo idioma. Por captar tantos matices que a otros se les pueden escapar. Por llorar un poquito el viernes y otro poquito el sábado cuando Nao Albet canta su canción de desamor. Por saludar efusiva y sinceramente a José María Pou. Por constatar que Jaume Ulled es tan grande en la arena de la vida como sobre el escenario. Por ver lo que otros no ven. Privilegio por haber vibrado tantísimo como lo hizo Jesús Ruiz Mantilla con la actuación de Lang Lang, en las aulas de la Universidad de Elche, en las de la ECAM, en estos días especiales que estoy viviendo.